Benjamín reabre con todo el sabor de la bodega de pueblo que siempre fue, como una especie de fotografía que viene a recordarnos lo que era Dénia antes del boom turístico. Sus nuevos propietarios han invertido todo lo necesario para que el local pueda ser un lugar donde disfrutar también de la comida, pero sin tocar un sólo azulejo, ni una estantería, ni uno de esos toneles que están en el recuerdo de los dianenses desde hace varias generaciones. Mantienen el viejo Benjamín y abren la trastienda para ampliarla con una serie de estancias y reservados que permiten sentarse en una mesa con más calma.
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